A Pilar Alonso, jubilada, aquel enero de 2010 le dio la vida. Se
apuntó al servicio de voluntariado del Ayuntamiento de Madrid y comenzó a
acompañar a niños enfermos en el Hospital de la Paz cuando sus padres
se ausentaban. Durante el día. Por las noches. "Es como
sustituir a la familia, porque los padres a veces no pueden estar con
ellos todo el día y se quedan solitos", cuenta Pilar.
Aquello le enganchó. De ahí saltó a ayudar en el centro de apoyo a
las familias y otras actividades, como la Cabalgata de Reyes o el
trueque de juguetes en la Casa Encendida. "Para mí es una satisfacción enorme; como todo el mundo, tengo problemas en mi vida personal y
cuando hago de voluntaria me encuentro bien, desconecto y a la vez
estoy ayudando a la gente", explica Pilar, una de los cerca de 7.200
voluntarios del Ayuntamiento, esos vecinos altruistas e invisibles que
han aumentado muchísimo en un corto periodo de tiempo.
"Hemos pasado de mil hace cuatro años a más de 7.000", explica Dolores Flores, directora general de Familia y Voluntariado. El nuevo proyecto de ayuda en bibliotecas, que levantó muchas suspicacias
entre los sindicatos y los propios empleados públicos, se pondrá en
marcha entre marzo y abril. Más de 60 personas han acudido al
llamamiento del Consistorio y ya están recibiendo cursos de formación.
Pilar también se ha apuntado. "Me gusta mucho leer y he trabajado en
la Biblioteca Nacional", señala la jubilada, que insiste en que su labor
será meramente de apoyo. Que no quitarán el trabajo a nadie ni harán
las funciones de los bibliotecarios. "Ayudaremos en los talleres
infantiles y daremos información a los usuarios; otro de los proyectos
es acompañar a las personas mayores desde su casa para que cojan
libros", señala Pilar.
El proyecto comenzará en la biblioteca municipal Iván de Vargas, en
Centro, y en otra cercana del distrito de Latina. La intención del
Consistorio es que los 60 voluntarios se dividan entre los dos centros y
ayuden "entre dos y tres horas" a la semana cada uno. "Vamos a ver cómo
evoluciona", señala la directora de Familia y Voluntariado, que matiza
que si "los voluntarios quieren organizar actividades, se les
facilitarán los medios".
En ningún caso, insisten desde el Consistorio, "un voluntario
sustituirá a un trabajador". Ni abrirán ni cerrarán los locales, ni
prestarán libros, ni los colocarán. "Los voluntarios van cuando quieren y cómo quieren", asegura Dolores Flores,
que matiza que el Ayuntamiento de Madrid, como otras ciudades europeas,
abre la puerta con este nueva iniciativa a los madrileños para que
"participen en actividades de su ciudad".
Y por lo visto en las cifras que maneja el Consistorio hay una gran
respuesta. "Estoy orgulloso de ser madrileño y poder devolverle a la
ciudad ese orgullo; formar parte de Madrid", comenta Alberto Gómez, de
33 años, que desde que vio hace cinco años el anuncio de Voluntarios en
una marquesina no ha parado de colaborar de forma puntual: cabalgatas,
bookcrossing, el desfile de Vivamerica... "Es una manera de
sentir lo que se vive en Madrid, tomarle el pulso de la ciudad", explica
este licenciado en Empresas actualmente en búsqueda de empleo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario