20.8.12

Jóvenes: "Volver a tu habitación después de tanto tiempo se hace raro"

De acuerdo con el reciente estudio 'La transición de los jóvenes a la vida adulta. Crisis económica y emancipación tardía' de la Obra Social La Caixa, siete de cada diez jóvenes españoles de entre 20 y 29 años viven con sus padres. Esta cifra supone un aumento del 23% respecto al año pasado, por lo que estos datos reflejan cómo el contexto económico ha acentuado la dependencia juvenil de la familia en España.
Eduardo Mediero es uno de esos miles de jóvenes que aún no se ha podido emancipar. A sus 27 años, todavía no ha conseguido encontrar la ocasión propicia para hacerlo. Y es que las circunstancias no son nada halagüeñas: lleva ya tres años sin trabajo y sin expectativas de encontrar algo a corto plazo. "No hay nada, ya casi ni te contratan como reponedor. Como mucho trabajos esporádicos y temporales, en promociones, pero eso es todo".
Eduardo estudió para ser Técnico Superior de Sonido, pero este título no le ha servido para conseguir un empleo fijo. Como tantos otros en su situación, no vio otra salida que reciclarse y ampliar sus estudios para tener mejores expectativas. "El año que viene termino Ciencias Ambientales y ahora mismo estoy con las prácticas en empresa", explica, y su idea es "seguir haciendo cursos y más prácticas para especializarme dentro de mi carrera".
No obstante, este madrileño es poco optimista. "No puedes hacer otra cosa que estudiar y formarte mejor, pero ni siquiera sirve de mucho". Asegura sentir "impotencia" ya que respecto a la situación de la vivienda, ve el panorama muy negro. "El alquiler se sigue viendo mal en España, y los sueldos son precarios comparados con los precios. No hay trabajo, la gente no tiene poder económico, no se puede hacer nada".
El estudio apunta que la situación laboral es un factor determinante para la emancipación. Así, el 18,7% de los jóvenes ocupados de 30 a 34 años y el 43,9% de los de 25 a 29 años no se ha independizado. Igualmente, en 2011, el 44,4% de los jóvenes entre 20 a 24 años estaban en paro y el 58,6% de los ocupados tenía un contrato temporal.

'Sin mis padres no sé qué haría'

Respecto a este tema, Eduardo se muestra tajante. "Sí, cogería cualquier trabajo que me ofrecieran. Me da vergüenza reconocerlo pero mis padres me tienen que echar una mano dándome un dinerillo. Y me gustaría ser yo el que les ayude a ellos". Explica, que al quitarle lo que se gasta en el Abono de Transportes a su sueldo de becario, le quedan unos 30 euros para pasar el mes. "Dependo de mis padres. Sin ellos no sé qué haría".
Y es que las circunstancias están haciendo que la familia recupere su importancia como elemento social. Empujados por la necesidad, muchos jóvenes, (y no tan jóvenes), se están reintegrando en ella. Como es el caso de Javier Sánchez.
Javier tiene 30 años y su historia es un tanto atípica. Ya desde joven le gustó romper estadísticas y tópicos, y a los 20 años se emancipó. Su sueldo como repartidor de pizzas no le daba "para muchos lujos" pero le permitía pagar su alquiler. Después de un par de años decidió probar suerte en Reino Unido y pasó unos meses en Londres, "para buscarme la vida".
Ahora mismo trabaja en una notaría, aunque su titulación es de Técnico Superior en Imagen "y dentro de poco, Técnico en Integración Social", añade. Él mismo se define como "uno de los pocos afortunados con trabajo", pero no sabe cómo va a evolucionar la situación ya que según explica "la crisis ha hecho estragos en el sector", y asegura que "los grandes sindicatos nos han apuñalado", ya que por diferentes convenios su sueldo ha bajado un 30% en los últimos años.
No obstante, pese a tener un empleo, Javier decidió volver a vivir en la casa familiar porque, entre otros motivos, su padre se quedó sin trabajo y a su hermano se le llegó a terminar el subsidio por desempleo. Según explica, "la unión hace la fuerza, se trata de hacer piña". "Donde comen dos comen tres, igual que una bombilla puede alumbrar a varios", así que puso en alquiler el pequeño piso que tenía en propiedad para seguir pagando la hipoteca y volvió con su familia con la intención de colaborar en lo que pudiera.
Javier explica que la mayoría de sus amigos y conocidos de su edad están pasando por una situación parecida. Y comenta que la solución pasa por "no perder la esperanza y reciclarse por completo, seguir formándose". "Se trata de cambiar la visión de mi futuro laboral, ya no son trabajos para toda la vida. Quizá haya que dedicarse a algo más manual como la carpintería o la fontanería".
El estudio de Obra Social La Caixa, expone también la situación de la juventud en nuestro país con respecto a la realidad del resto de Europa. Una vez más, la diferencia con respecto a los países nórdicos y centroeuropeos es abismal. Por ejemplo, mientras que en Finlandia la edad media de emancipación está en los 22,5 años, aquí supera los 28.
Y es que, ya que la situación en otros países es mucho más prometedora que aquí, una de las salidas más viables que ven los jóvenes españoles es salir al extranjero para poder encontrar un puesto de trabajo. A este respecto, los dos se muestran tajantes: Eduardo asegura que la única solución que ve a corto plazo es "marcharse fuera". "Pero me gustaría no tener que hacerlo. Querría seguir viviendo en España". Javier, por su parte, aunque ya estuvo viviendo unos meses fuera, se volvería a ir. Aunque afirma que le pesa mucho todo lo que dejaría atrás, "no sólo la familia, sino la calidad de vida, la forma de ser española. La idiosincrasia, el clima…"

La emancipación, lo natural

De igual forma hay que considerar la opinión de los padres en este tema. Javier asegura que sus padres no querían que volviera con ellos porque "pensaban que la situación se iba a normalizar". Afirma que no se arrepiente de haberse emancipado en su momento porque "la emancipación es una respuesta natural y lógica, porque creces y te vuelves más independiente". Si las circunstancias lo permiten, claro.
A su vez, Eduardo explica que por parte de sus padres no siente presión por irse de casa. "Les gustaría que me pudiera ir, pero por mí, no porque les moleste tenerme con ellos". Sin embargo, si que siente cierta presión "indirecta" por parte de la sociedad. "Algunos de mis amigos trabajan fuera, se van asentando… Mientras que yo me veo colgando de un hilo y sin saber si voy a conseguir un trabajo cuando acabe de estudiar".
Así, motivos como la situación laboral, el precio de la vivienda o la ausencia de unos ingresos fijos son los que mas restringen las posibilidades de emanciparse. Incluso, según el estudio de Obra Social La Caixa, el efecto de la tardía emancipación está retrasando la formación de la pareja y el nacimiento del primer hijo, de manera que en 2009, la edad media de la mujer al nacer su primer hijo era de 31 años en España y el 60% de los nacimientos provenían de padres mayores de 30 años, la media de edad más elevada de la Europa de los 15.
Además, por si las cosas no fueran ya suficientemente complicadas, se suman las consecuencias de los recortes del Ejecutivo. Por ejemplo, el Gobierno ha dejado de conceder la ayuda al alquiler para los jóvenes y ha recortado un 30% del importe a aquellos que ya la estaban recibiendo, que ha pasado de 210 a 147 euros mensuales. En definitiva, un panorama desolador para el que quiera dejar de vivir con sus padres.
Por último, el estudio hace referencia a la desconfianza de los jóvenes españoles en los políticos, (los puntúan con un 2,8 sobre 10) y a la evaluación negativa que hacen de la gestión de los servicios públicos (más del 50% la considera poco o nada satisfactoria).

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