Eva María es cuidadora de cuidadores. Enseña a futuros cuidadores profesionales y potencia sus capacidades para cuidar. Si quieres votar por su relato compártelo por las redes sociales.
Me gustaría compartir una reflexión que me acompaña en mi vida profesional y personal: se trata de la historia que hay detrás de la fotografía.
El dibujo lo realizó mi abuela Venancia en el año 2001, cuando yo cursaba en Educación Social la asignatura optativa de Arteterapia. El profesor nos mostró dibujos realizados por personas con diferentes patologías y también de personas mayores. Se me ocurrió pedir a mi abuela que realizase un dibujo, lo que ella quisiera.
Las personas de la edad de mi abuela no tuvieron la oportunidad de hacer muchos dibujos en su infancia porque pronto había que trabajar, así que me preguntó qué podía dibujar, riéndose. Al final acordamos que su propia mano podría estar bien. Sorprendentemente puso su mano izquierda sobre el papel y con un rotulador negro en su mano derecha comenzó a hacer puntos, intentando marcar la silueta. Después retiró su mano y trató de unir esos puntos con trazos de diferentes longitudes. Dibujó las uñas, lo firmó y añadió su edad en ese momento.
Enseñé el dibujo al profesor y rápido supo que pertenecía a una persona mayor con alguna enfermedad degenerativa. Tres años después mi abuela fallecía padeciendo “momentos de ausencia” en los que no era consciente de lo que hacía, como comer compulsivamente, cursando con momentos de gran sufrimiento por verse en ese estado de dependencia.
Hoy recuerdo a mi abuela tratando de unir esos puntos con pequeños trazos, como si su cerebro mostrara que luchaba por hacer todas las conexiones neuronales posibles, buscando un sentido, reflejando sus capacidades. Y hoy soy yo quien busca un sentido dentro de mi vida a esa unión de puntos, imaginando multitud de estrellas que bien miradas forman una constelación. Una guía, un mapa de ruta por la vida, porque todo lo que recibimos de la familia y otras personas que nos rodean son puntos estratégicos, que se convierten en pilares desde los que construir y transmitir.
Puedo sentir que todo en la vida tiene relación y ver que todos los valores y conocimientos que aprendí, en mi infancia y juventud, tras años de estudio y trabajo con personas con diferentes necesidades, tienen sentido al desempeñar mi actual labor profesional, impartiendo formación a futuros Cuidadores profesionales en un Centro Educativo para Personas Adultas.
Ellos serán la cara y las manos no solo de una institución, sino de la forma que tenemos de entender la intervención actualmente; una atención integral que busca: la mayor calidad en todas las áreas, el mayor bienestar y autonomía de la persona en situación de dependencia, individualizando cada caso gracias a la coordinación con su equipo interdisciplinar y la corresponsabilidad familiar, abriendo la institución a la comunidad de la que forma parte.
Entendiendo hoy que yo también intento marcar con mi rotulador negro algún punto, esta vez en la constelación de mis alumnos, para dar un nuevo sentido, potenciando sus capacidades.
Ellos proyectarán su propia luz, porque sé que su labor profesional tendrá una gran calidad humana, uniendo sus puntos. Porque sé que estamos conectados, con puntos y trazos.
Eva María de Diego Lázaro
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