Este mes entrevistamos a Josué Llull
Peñalba. Es un placer conocer la opinión de Josué LLull en los diversos campos
relacionados con la Animación en los que trabaja o ha trabajado,
transmitiéndonos sus experiencias y conocimientos que espero os enriquezcan.
Josué comenzó su andadura
profesional cursando el título de Monitor de Tiempo Libre y Animador Juvenil.
Después trabajó coordinando varios campamentos de verano, y formando a
Monitores en varias Escuelas de Tiempo Libre, lo que le ha llevado a una
imparable carrera profesional. Desde 1995 es Profesor de la titulación de
Educación Social en la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros, adscrita a la
Universidad de Alcalá de Henares. Además ha coordinado varios programas de
animación sociocultural y actividades extraescolares para el Ayuntamiento de la
misma ciudad. Desde el año 2006 es Coordinador de los cursos de Educación
Permanente para personas mayores en la Universidad Abierta Cardenal Cisneros.
Ha publicado diversas obras relacionadas con la Animación sociocultural, la
Educación en el Tiempo Libre, el Turismo y la Didáctica del patrimonio
cultural. Destacan sus libros Teoría y
práctica de la Educación en el Tiempo Libre, Madrid, Editorial CCS (2001);
y El juego infantil y su metodología,
Madrid, Editex (2009), además de numerosos artículos de revista y
comunicaciones presentadas a congresos.
Muchas gracias por participar en el
blog.
Como Jefe de Estudios y profesor de varias Escuelas de Tiempo Libre entre 1993 y 2006, ¿cómo han evolucionado los cursos de Monitores en este periodo?
Los cambios han sido muy significativos, sobre todo en su regulación. Con
la llegada de la democracia, y especialmente durante la década de 1980, la
animación sociocultural se convirtió en un ámbito profesional emergente y
proliferaron muchas escuelas y centros de formación para monitores y
animadores. A diferencia de otros países con mayor tradición como Francia, en
España había entonces mucho voluntariado pero no siempre una preparación
adecuada. Fue una época muy ilusionante, que yo recuerdo con nostalgia. Con el
paso de los años se ha ido ganando en profesionalización y se ha hecho más
riguroso el marco legal que regula tanto la formación como el desarrollo de
actividades de tiempo libre. Después de varias reformas promovidas por las
Comunidades Autónomas, las exigencias para obtener el título de Monitor son
cada vez mayores, el número de horas de formación más amplio y los contenidos de
los cursos más ajustados a la realidad. El proceso de prácticas también suele
ser más riguroso y está más vigilado. Cuando yo me saqué el título de
Monitores, en 1991, el curso duraba 100 horas y en las prácticas era raro que
te viniese una inspección; ahora los cursos duran más o menos el doble de horas
y las inspecciones son frecuentes. Por otra parte, los valores de hoy han
cambiado mucho con respecto a los de aquella época y por ejemplo el
voluntariado es muy diferente.
Se prevé que la titulación de Técnico Superior en Animación Sociocultural estará unida con Turismo. Tú has trabajado como guía turístico de la Federación Europea Ars et Fides, has publicado varios artículos sobre las relaciones entre el Turismo y la Animación Sociocultural, y actualmente coordinas proyectos de didáctica del patrimonio en Alcalá de Henares. Según tu opinión, ¿cuál es la mayor aportación de la Animación Sociocultural al Turismo y viceversa?
Esta pregunta es realmente difícil de responder porque la relación es muy
estrecha pero no es fácil de advertir. Muchos jóvenes deciden matricularse en
la carrera de Turismo pensando que van a estudiar un montón de Historia del
Arte o que van a aprender a trabajar como guías turísticos, y luego resulta que
casi todas las clases tratan de marketing, publicidad, administración de
empresas, etc., lo cual en ocasiones es una decepción. Por otra parte, ¿cuántas
veces hemos ido a visitar un museo o un monumento que deseábamos conocer con
toda nuestra ilusión y al final nos hemos llevado un chasco porque el guía que
lo explicaba era un rollo o porque no hemos entendido nada de lo que se
explicaba en los paneles informativos? El problema es que en España no hay
definido un marco formativo suficientemente estructurado para aquellos
profesionales que quieran trabajar en labores de acogida, animación e
información de grupos turísticos con un sentido educativo. Últimamente están
apareciendo varios másteres y estudios de posgrado relacionados con la
didáctica del patrimonio cultural pero sus alumnos tienen un perfil muy
disperso, desde maestros hasta psicólogos, pasando por historiadores y
licenciados en Bellas Artes. Yo creo que la función comunicadora en el ámbito
del turismo podría realizarla perfectamente un animador sociocultural pero con
frecuencia se confunde al animador con el tipo simpático y políglota que
organiza las fiestas en un hotel. ¿Qué hace falta? Concienciarnos de que el
turismo y el patrimonio pueden ser un ámbito profesional de la Animación
sociocultural, desarrollar un aprendizaje específico y adecuado sobre ello, y
pedir a las administraciones que estructuren un marco formativo coherente,
porque hasta ahora no lo ha habido. Yo tengo la suerte de ser Doctor en
Historia del Arte y Educador en el Tiempo Libre, y además he podido aplicar
estas dos cosas en mi práctica profesional en Alcalá de Henares, pero el mío es
probablemente un caso aislado.
¿Puedes contarnos algo sobre esas actividades que has coordinado en Alcalá de Henares, que han logrado el efecto de concienciar sobre la necesidad de conservación del Patrimonio?
Alcalá fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998 y
desde entonces cada vez viene más gente a visitarla. Pero esta afluencia de
viajeros es reciente y la ciudad ha tenido que ir adaptando a marchas forzadas
sus infraestructuras, su oferta turística y sus programas socioculturales. Una
de las cosas de las que nos dimos cuenta tanto los técnicos del ayuntamiento como
yo fue que teníamos una oferta de actividades turísticas escasa para niños. Por
consiguiente, todo esto empezó a partir de la constatación de una necesidad.
Con la colaboración de monitores de la Escuela de Tiempo Libre EALA, empezamos
realizando talleres, fiestas y actividades culturales en plena calle,
utilizando como marco algunos espacios urbanos de gran valor patrimonial, como
la Plaza de Cervantes o la plaza de la catedral. El objetivo era jugar y
divertirse en sitios históricos. Posteriormente se nos ocurrió continuar esta
idea en un proyecto más estructurado. Así es como surgió “Los domingos del
Laredo”, que hemos llevado a cabo en dos ediciones, en la primavera de 2007 y
en la de 2011. Se trata de un proyecto de actividades infantiles realizado en el jardín de un palacio romántico de finales del siglo XIX, que incluía cuentacuentos, juegos, talleres de
expresión artística y otras técnicas de animación. Mediante un juego de pistas,
un cuento-mural o un taller de azulejos los niños aprendían aspectos históricos
y artísticos del palacio, del artista que lo construyó y del contexto cultural
de la época. ¡Claro que esto tiene efectos positivos en la conservación del
patrimonio! La razón principal es que hemos logrado crear vínculos afectivos
entre las personas y los monumentos, de tal forma que ahora el palacio es algo
que les trae buenos recuerdos, les importa y lógicamente quieren que se
conserve. Podéis leer más información sobre este proyecto en el siguiente
enlace:
¿Crees que hay voluntad desde las
instituciones para que se puedan seguir desarrollando este tipo de iniciativas?
La verdad es que con esto de la crisis cada vez es más complicado, por la
falta de presupuestos. Pero los proyectos de animación sociocultural no pueden
financiarse únicamente con el dinero de las administraciones públicas. Hay que
buscar otros modelos de gestión basados en la colaboración entre diversas
instituciones. En octubre de 2010 coordiné una serie de actividades para grupos
escolares cuyo centro de interés era el Camino de la Lengua Castellana. El
proyecto fue promovido y financiado por la Fundación Camino de la Lengua
Castellana y tuvo un impacto muy significativo: durante cinco días participaron
más de 500 niños de colegios de Alcalá, que estuvieron jugando y aprendiendo
sobre la historia del castellano y sobre las seis ciudades que forman el
itinerario cultural del Camino de la Lengua. Lo más interesante es que en la
tarea de promoción, implementación y gestión colaboraron la citada fundación, que
parte de la iniciativa privada, el Ayuntamiento de Alcalá, que es una
institución pública, y la Escuela de Tiempo Libre EALA, que trabaja de forma
similar a una asociación sin ánimo de lucro. Así fue posible contar con
recursos humanos y materiales suficientes y, por ejemplo, utilizar escenarios
históricos de la ciudad para realizar los talleres y actividades, como la Casa
de Cervantes, la iglesia de San Bernardo y varias casas señoriales del siglo
XVII. Además, los destinatarios provenían del ámbito de la Educación Formal y
los maestros de los colegios les acompañaron durante el desarrollo del
proyecto, continuando la labor educativa en el aula. Pienso que hay que abundar
en esta línea de flexibilización y favorecer la cooperación entre instituciones
y profesionales; así se consiguen mejores resultados.
¿Siempre has trabajado con infancia
y juventud?
Mayoritariamente sí, pero desde hace unos seis años soy profesor en un
programa de educación de adultos, que denominamos “Universidad Abierta”. Surgió
como una forma de acercar la enseñanza universitaria a aquellas personas que no
han tenido la oportunidad de estudiar en su juventud. Empezamos a organizar
ciclos de conferencias, cursos monográficos, actividades culturales y
excursiones sobre temas de historia, arte, mitología, religión, literatura,
música, ciencias, etc., primero con un grupo pequeño y actualmente con más de
un centenar de participantes. La experiencia es muy bonita y está teniendo muy
buena acogida porque más allá de la formación académica es un punto de
encuentro y de relación social para el tiempo libre de mucha gente.
En tu libro Teoría y práctica de la educación en el tiempo libre hablas de los
diferentes modelos de ocio que se han producido a lo largo de la historia.
¿Cómo concibes el futuro del ocio? ¿Cuáles podrían ser los principales ámbitos
de intervención para un animador sociocultural que trabaje en este campo?
La Historia del Ocio es un tema que me apasiona y sobre el que me gustaría
investigar más, quizás cuando tenga tiempo libre (¡qué paradoja!). Ciertamente
las actividades de ocio han cambiado mucho a lo largo de los siglos, aunque
muchas de ellas, en esencia, todavía se mantienen. Los antiguos egipcios
también se tomaban una cerveza en la taberna, igual que hacemos nosotros hoy.
Pero mirando al futuro, los cambios que se avecinan son extraordinarios. En
ello tendrá mucho que ver el uso de las nuevas tecnologías. Asistimos a formas
de ocio cada vez más audiovisuales y también a multitud de “experiencias virtuales”
que hace unos años eran impensables. Esto tiene aspectos positivos, como la
posibilidad de contactar con gente de lugares muy distantes o la posibilidad de
acercarse cosas que de otra forma jamás podríamos conocer. Pero también tiene
aspectos negativos, como la devaluación y la escasa profundidad de las
relaciones personales cara a cara, o curiosamente, algunos problemas de
comunicación y de socialización. Otra consecuencia es la tendencia creciente al
individualismo. Un adolescente de nuestros días que tiene móvil o iPod, además
de ordenador y televisión en su propia habitación, puede pasar todo su tiempo
libre enganchado al ocio virtual de las nuevas tecnologías sin salir de casa;
de hecho ni siquiera necesita relacionarse con los miembros de su familia. Aquí
tienen un gran trabajo por delante los Educadores Sociales, que tendrán que diseñar
alternativas de ocio diferentes con el objetivo de favorecer la socialización,
la autoestima y las relaciones personales auténticas, y por supuesto minimizar
lo que están empezando a denominarse “patologías de ocio”, que son cada vez más
frecuentes.
Como profesor en la titulación Educación Social, ¿cómo describirías el perfil profesional actual del Educador Social?
Para responder a esta pregunta, permitidme utilizar la descripción
propuesta en el plan de estudios del Grado de Educación Social que se imparte
en la Escuela Universitaria Cardenal Cisneros, centro adscrito a la Universidad
de Alcalá, donde trabajo. Un Educador Social es un profesional especializado en la intervención psicopedagógica y
comunitaria, que desarrolla y potencia por una parte las capacidades de las
personas para que obtengan una mayor autonomía personal, y por otra una
prevención y mejora de ciertas situaciones personales y sociales que pueden
originar graves problemas de desadaptación. Esta tarea profesional es
desarrollada por el Educador Social en diversos centros, empresas, servicios e instituciones vinculadas
a cuatro grandes ámbitos de
intervención: la Educación de Adultos, la Educación
Especializada, la Formación Socio-Laboral y la Animación Sociocultural.
Como autor de varias publicaciones,
¿qué consejos darías a las personas interesadas en escribir un libro
relacionado con sus experiencias o actividades de Animación en el Tiempo Libre?
Ser coherente y organizado a la hora de exponer las ideas, además de
constante y paciente. Y por supuesto contar algo novedoso de la manera más
creativa posible.
¿Qué es lo que más llena tu vida profesional? ¿Y de tu tiempo de ocio?
De mi trayectoria profesional lo que más me gusta es dar clases y por
supuesto investigar y escribir. También conocer las ideas y experiencias de
otros profesionales, sobre todo de fuera de España. En el plano personal, me
encanta disfrutar de mi familia y jugar con mis dos hijos. Pero lo que más me
gusta es viajar. He recorrido veintiocho países a lo largo de cuatro
continentes, la mayoría en familia. Los cuatro somos viajeros infatigables.
Creo que es una de las mejores formas de aprender del mundo y de la vida. Eso
que ahora se llama en el cole “Conocimiento del Medio” se hace mucho mejor
fuera de las aulas, en el tiempo libre.
En nuestras entrevistas realizamos
lo que llamamos “pregunta encadenada” por lo que nuestra anterior entrevistada,
Cristina, te lanza la siguiente pregunta: ¿Consideras Internet como una
herramienta educativa?
Absolutamente sí. Yo cada día encuentro algo nuevo que puede servirme para
mis clases o para mis hijos.
Lanza una pregunta al siguiente
entrevistado/a.
¿Nos dirigimos, como decía Joffre Dumazedier en 1968, hacia una
“civilización del ocio”?
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